Casualmente, o no, desde uno de los mejores sellos de jazz entre los muchos que distribuye Distrijazz, Mack Avenue Records, nos llegan ahora los nuevos discos de dos de las jóvenes estrellas de la casa. El guitarrista Julian Lage y el pianista cubano Alfredo Rodríguez. Ambos están, lógicamente, considerados niños prodigio de sus respectivos instrumentos. El guitarrista, Lage, ya contó con un documental, “Jules At Eight” sobre su dominio de la guitarra, sí, cuando tenía solo 8 años. A los 12 ya actuó en los Grammy y con 15 se convirtió en miembro facultativo de la Universidad de Standford con las 6 cuerdas. Debutó en solitario en 2009 con “Sounding Point” con la compañía del maestro del banjo, Bela Fleck. Le gusta combinar sonidos jazz del pre-bop con muchos toques country. Antes de dicho debut ya había hecho discos junto al prestigioso vibrafonista Gary Burton y luego repitió con él. Ya lleva 4 a su lado. Pero es que además también ha hecho discos junto al pianista Taylor Eigsti, el saxofonista Dayna Stephens o el batería Eric Harland. En los últimos años, además de seguir con su fructífera carrera en solitario, ha hecho destacados trabajos con el pianista Fred Hersch y un par con el guitarrista Chris Eldridge, el último de ellos el reciente y recomendable para los amigos de las 6 cuerdas, “Mount Royal”. Todavía destaca más y recomendamos el “Room” del 2014 que hizo junto el guitarrista de Wilco, Nels Cline. El año pasado nos entregó también el interesante y experimental “Midsummer Moons” con el siempre revolucionario John Zorn.
Alfredo Rodríguez, para los seguidores de la mejor música cubana, es hijo del mítico cantante y compositor de igual nombre y estudió piano clásico en La Habana. Siendo menor de edad fue seleccionado por el gran Quince Jones para tocar en el Montreux Jazz Festival. Comenzó a tocar para él y bajo su influencia decidió dejar Cuba y llegar a los Estados Unidos vía México. Sus cuatro discos en solitario han aparecido en Mack Avenue Records y todos ellos con la producción de Quincy Jones. “Sounds of Space” fue el primero en 2012 y todavía estamos disfrutando de lo lindo con su anterior, “Tocororo”, el pájaro nacional cubano cuando nos ha llegado este precioso y ensoñador “The Little Dream”. En todos ellos combina a la perfección el sonido be-bop de maestros como Bill Evans o Fred Hersch. También descubrirás por ahí los juegos de Thelonious Monk y las maravillosas sutilezas de Keith Jarrett. A esto se une su formación clásica que le llevaron hasta a atreverse con Bach en su anterior “Tocororo”. Luego está, claro, su sangre cubana. Por eso en “Tocororo” se atrevió con el ‘Chan-Chan’ de Compay Segundo y hasta con ‘Venga la Esperanza’ de Silvio Rodríguez. Eso sin olvidar a Piazzolla y su ‘Adiós Nonino’. Ya en 2015 fue también nominado a los Grammy por sus arreglos instrumentales para el clásico ‘Guantanamera’. Le acompañaron en “Tocororo” músicos compatriotas del prestigio del saxofonista y flautista Ariel Brínguez o del contrabajista Reiner Elizarde. También el fantástico bajista camerunés, Richard Bona, el trompetista franco-libanés, Ibrahim Maalouf o las cantantes franco-cubanas de total actualidad, Ibeyi. Además en “Tocororo” se atrevió hasta a adentrarse en territorios flamencos con la gran voz de Antonio Lizana. Ahora en “The Little Dream” se entrega a un formato más reducido de trío, pero los resultados vuelven a ser prodigiosos. En la batería y percusiones está Michael Olivera y en el bajo y la guitarra Munir Hossn. Ya en la inicial y alegre ‘Dawn’ combina esos toques latinos con su formación clásica y no faltan los ramalazos jazz y entusiastas voces. En el tema titular brilla Munir con la guitarra y en ‘Silver Rain’ Alfredo nos deleita con unas deliciosas y noctámbulas filigranas iniciales. Vuelve a meter algunos clásicos cubanos como el ‘Vamos todos a cantar’ de Teresita Fernández en el que brilla el bajo y las percusiones entre cubanas y flamencas. Una gozada el ‘Bésame mucho’ de Consuelo Velásquez con un piano clásico y leve sección de ritmo pero con maestría. ‘World of colors’ es un gran lento con una preciosa entrada de Alfredo, sí, llena de color y matices. Muy buena también ‘Moonbeam’, otro lento de nuevo con brillo para el bajo de Munir que también aporta la buena composición final, ‘De rua para rua’. ¡Y todavía rondando los 30 años!
Pero también merece la pena extenderse un poco más con el “Modern Lore” de Julian Lage. Por cierto que también viene en esta ocasión en formato de trío. Un trío que nos toca de cerca pues al bajista Scott Colley se suma la batería y el vibráfono de Kenny Wollesen conocido nuestro por tocar con Ruper Ordorika. Eso sí, a esta formación básica se suman los teclados de Tyler Chester en la mitad de los temas. Jesse Harris toca maracas, casio y guitarra acústica en algunos temas también. Nos parece curioso el hecho de que en los agradecimientos, además de Nels Cline y John Zorn (con quienes ha hecho discos y el sonido de este disco se relaciona con el trabajo de ellos) también aparezca el líder de Wilco, Jeff Tweedy.
Comienza el disco de maravilla con los impecables punteos de Lage, pero sobre una gran sección de ritmo con muy notoria presencia del bajo. Su guitarra suena country en la estupenda ‘Atlantic Limited’, pero sobre una sección rítmica muy jazz. Aquí es fácil acordarse de Chet Atkins, incluso. Aires entre latinos y fronterizos en ‘General Thunder’ y guitarra casi country-rock en ‘Splendor Riot’. En ‘Look book’ tenemos un potente ritmo jazz sobre todo con el bajo y su guitarra se mueve por todo tipo de terrenos con gran soltura. Todos los brillantes y variados temas los firma el propio Julian Lage. Otro punto a destacar. ¡Uno de los mejores discos para amantes de la guitarra eléctrica que escucharás en todo este año e incluso en un mayor periodo de tiempo. La final, lenta y noctámbula ‘Pantheon’ me recuerda hasta al maravilloso disco de instrumentales de Tom Verlaine, “Warm & Cool”. ¡Y es que Julian Lage también suena realmente warm & cool!
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