Izaki Gardenak: «Elijo el bosque en el que quiero que se adentren las canciones y luego observo qué senderos van tomando»

El cambio, la evolución, la necesidad de alterar el rumbo son actitudes inherentes, y por momentos estrictamente necesarias, al ser humano. En el contexto musical todavía resultan más gratificantes dichos comportamientos, siendo por otro lado necesario alcanzar la capacidad para asumirlos y lograr encajarlos con tino en un desarrollo natural. Esa es precisamente la decisión tomada por la banda vitoriana Izaki Gardenak con su nuevo disco «Dena oskol», que lejos de materializar una huida de sus habituales constantes, que harían referencia a ese sonido americano en su vertiente melódica, aquí las han materializado con vestimentas y decoraciones diversas, apostando por una mayor instrumentación y añadiendo nuevas influencias que juegan en la profundización de su propuesta. Apoyado por un cuerpo temático reflexivo y casi conceptual, entorno a las diferentes corazas que el ser humano se construye, el resultado global es un trabajo que cala, que va depositando diferentes sensaciones hasta constituir un auténtico crisol de ellas. Hablamos con Jon Basaguren, ideólogo del grupo, para saber más de este jugoso álbum…

Con este nuevo disco Izaki Gardenak se ha adentrado, manteniendo su identidad , en terrenos donde predomina un ambiente algo más denso, profundo y evocador ¿en ese recorrido que influencia tienen las nuevas músicas que uno escucha?

Quizás sí que hayamos dejado de lado algunas de las influencias más folk que podían aparecer en determinadas canciones de anteriores discos, pero no ha sido algo premeditado. Seguramente la música que hemos estado escuchando últimamente nos haya llevado por otros caminos al arreglar las canciones. Nos hemos acercado a la música negra o a la psicodelia en busca de nuevos matices.

Cuando tomas la decisión de encaminarte hacia este tipo de sonoridades, ¿tenías claro el resultado que buscabas o estabas abierto a sorpresas?

Suelo hacerme una idea muy básica de cómo me gustaría que sonasen los temas, dejando mucho margen tanto a los demás componentes de la banda como al trabajo de estudio para que puedan aportar lo suyo. Podría decirse que elijo el bosque en el que quiero que se adentren las canciones y luego observo qué senderos van tomando.

Y para alcanzar esos nuevos senderos, ¿ha habido un cambio en la forma de componer?

La forma de componer y las bases de las canciones son muy parecidas a las de anteriores discos. Creo que ser conscientes de ello es lo que nos ha llevado a buscar cambios a la hora de vestir los temas, grabarlos, interpretarlos… Ya que las novedades no provenían de las composiciones, las hemos buscado en los otros aspectos.

Por lo que he leído, ese proceso de trabajar en común los temas fue duro pero gratificante, ¿está presente en el resultado final la marca de esas sesiones?

Es el primer disco de Izaki Gardenak en el que hemos podido realizar mucho trabajo de local; nos hemos juntado todas las semanas durante unos cuantos meses a ensayar nuevas canciones, ver si las hacíamos sonar, descartar algunas ideas, probar otras… Y sí, sin duda ese proceso tiene reflejo en el resultado final.

Y a la hora de la grabación, ¿desplazaros hasta Sevilla todos juntos y salir de vuestro espacio conocido y cercano también era una decisión relevante?

Era una de las cosas que yo personalmente tenía pendiente. Siempre he querido vivir eso, entrar en un estudio con la banda y estar allí todos encerrados hasta salir con el disco ya grabado. El hecho de que haya sido tan lejos de casa aportó ese aislamiento que nos obligaba a estar centrados solo en el disco durante esos días.

Tras pasar por allí, ¿qué dirías que tienen los estudios de La Mina de Raúl Perez para que tantos grupos y tan diversos los elijan?

En nuestro caso la decisión vino porque nos gustan varios de los trabajos que ha hecho y porque Dani Arrizabalaga, nuestro batería, ya había trabajado con él y nos habló muy bien. Además, es un estudio residencial, que era lo que buscábamos, dormíamos en la misma casa donde grabábamos, y dispone de mucho material diferente para grabar: amplis, instrumentos, pedales, teclados… Pensamos que era ideal para lo que teníamos en mente y así fue: Raúl ha aportado muchísimo al resultado final.

Soléis hacer discos relativamente cortos, este último lo es especialmente, ¿en un álbum de estas características, con muchas capas y lecturas, es mejor trabajar con un número reducido de temas para sacarle todo el jugo?

Sí, se me habría hecho inabarcable un álbum más largo manteniendo el nivel de detalle que hemos tenido en éste. Eso, junto al hecho de que cada vez me cuesta más componer canciones.

Otra novedad es la creación del sello Erraia, hecho entre gente de la banda y amigos cercanos, con el que editáis el disco ¿es un paso con el que pretendéis cuidar y ofrecer con más mimo vuestro trabajo o una solución para escapar de esa lucha por buscar discográficas?

Era el paso más coherente por la filosofía de banda que tenemos. Erraia es una forma de autoeditarse pero con el apoyo y compañía de grupo amigos y afines, justo lo que buscábamos.

En cuanto a temática, el disco resulta muy homogéneo, encaminado a reflexionar sobre esas corazas que tendemos a crearnos, ¿te encontraste con una serie de canciones que tenían ese nexo común o creaste un repertorio a partir de surgirte esa idea? Lo pregunto sobre todo por ese verso del tema inicial en el que cantas que son las canciones las que encuentran al creador y no al revés.…

Normalmente compongo primero la música y dejo para el final la letra, y cuando ya tenía unas cuantas canciones finalizadas me di cuenta de que iban apareciendo murallas, techos de cristal, pieles, armaduras… muchos términos que en realidad podían referirse a lo mismo. Escribí entonces la letra de “Dena oskol” («Todo caparazón») y sentí que ese debía ser el título. Es casi un disco conceptual, pero sin quererlo. Quizá esa homogeneidad sea fruto de que todas las letras se escribieran en cuestión de un par de meses.

En cuanto al verso que citas, es una sensación que tengo muchas veces. No sé cómo hacer canciones, no tengo fórmulas para escribir letras o melodías, no tengo ningún control sobre ese proceso, así que parece que me encuentran cuando les apetece.

Incluso la portada del disco insiste en ese concepto, la idea de aislamiento…

El diseño también está muy pensado, queríamos que fuese un patrón infinito, como en el papel pintado de las paredes (otra coraza). Nos pusimos en contacto con Markel Urrutia y ha hecho un trabajo increíble. Teníamos claro que íbamos a cuidar todos los detalles, y éste no iba a ser menos.

Expresar a través de estas canciones la querencia por, precisamente, encerrarnos en nosotros mismos, ¿ha resultado una especie de terapia para salir de ese aislamiento que de otra forma quizás no abandonarías?

Utilizo las canciones para criticar formas de actuar que veo alrededor, pero en muchos casos también para ponerme ante el espejo y hacer autocrítica. Como dices, en este disco hablamos de la tendencia generalizada de crear(nos) corazas, pero también quiere ser una alabanza a la gente que las trasciende o que se niega a esconderse tras ellas.

”Etorkizuna” parece la manifestación más social y/o política de toda esta temática, ¿ese habitualmente alabado “punto medio”, la tranquilidad, son espacios que nos alejan de nuestra capacidad para intentar ser más nosotros mismos?

El punto medio, la mesura, la proporcionalidad… seguramente sean los aspectos menos humanos y artísticos posibles, además de ser muy subjetivos. La templanza en general es una actitud que me parece muy aburrida, y que incluso hasta puede ser peligrosa en los tiempos que corren.

Utilizas una curiosa alternancia en las letras a la hora de señalar la persona del sujeto, saltando del yo al tú, nosotros, ellos.. ¿se trata de muchos “personajes” y sus puntos de vista o son todos tu propio reflejo?

A veces utilizo la segunda persona para dirigirme a mí mismo, pero al mismo tiempo el oyente puede pensar que me dirijo a él o ella. Me gustan esos juegos, y que los que escuchen se sientan interpelados.

Y ubicados ahora en esta forma musical actual, ¿de qué manera se observa el pasado, os gusta adaptar esas anteriores canciones a este nuevo ambiente sonoro o son hijas de su tiempo y no hay que modificarlas?

Creo que hay menos distancia de lo que parece de unas a otras. Estamos ensayando ya el nuevo repertorio, en el que tocamos todas las nuevas pero también alguna incluso de nuestro primer EP, y de momento se llevan muy bien entre ellas.

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