Estamos genéticamente programados para tener miedo. A lo largo de nuestra vida el miedo va a nuestro lado. Desde que somos pequeños hasta que estamos a punto de pasar al otro lado. Miedos sin sentido, miedos estúpidos, sí, pero que se lo digan a quien lo sufre. A groso modo esta es la trama de “Miedo” el espectáculo que ayer Albert Pla presentó en el Teatro Arriaga.
“Miedo” es difícil de definir aunque eso es habitual en las espectáculos del catalán. En esta ocasión lo visto ayer podría describirse como teatro musicalizado. Lo que sí tenemos claro es que es un muy buen trabajo que merece la pena ver. Un ejemplo de imaginación y talento bañado en la música y el humor irónico e irreverente de Pla.
Si algo hay que destacar es el despliegue tecnológico. La verdad que si en su anterior trabajo, “Guerra” hubiese utilizado estos recursos hubiese sido sublime. Pero centrándonos en “Miedo” hay que decir que pocas veces hemos visto un montaje igual. Una combinación de música, canciones, textos teatrales envueltos en tecnología. Como punto “negativo” la voz de Pla que a veces no se oía bien y que se echaron de menos temas de siempre.
Este viaje íntimo comienza antes de que se abra el telón. La voz infantil de Albert Pla nos va recordando que faltan cinco minutos para empezar el espectáculo, que apaguemos los móviles, dos minutos, respiración entrecortada… En un abrir y cerrar de ojos nos encontramos en el mundo de los sueños del artista aunque bien podría ser el de cualquiera. Desde la infancia hasta la sepultura. Un repaso irónico por los miedos de siempre., por la emociones y sensaciones. Un recuento de los fantasmas a los que nos enfrentamos. Un recorrido que sin embargo acaba con una catarsis de la risa. En definitiva una liberación.
En cuanto a las canciones de “Miedo”, firmadas por Pla y Refree, decir que son un ejemplo de lo que vienen siendo los discos del artista de Sabadell. Canciones que en un principio parecen para niños pero que se convierten rápidamente en canciones de miedo. Durante el espectáculo Pla toca la guitarra y pone la voz pero los coros y otros instrumentos son interpretados por los personajes de sus sueños.
Nadie queda a salvo de la ironía del catalán; desde el Rey emérito hasta el mismísimo ratoncito Pérez, pasando por los cuentos infantiles y el arte contemporáneo. Hasta el “puto Che Guevara” recibió su dosis.
Una gran producción del Complejo Teatral de Buenos Aires. Un trabajo sobresaliente en lo musical (Raül “Refree” ) y no menos en lo visual (Nueveojos) y en el diseño (Mondogo). Originalidad total desde el “Canta, canta, no dejes de cantar. Si dejas de cantar te morirás” hasta el “Ya estoy muerto. Ahí os quedáis”. Y sí, aquí nos quedamos Albert, esperando ver tu próxima invención.