¡Otro estupendo disco de este cantautor rockero ilustrado y poético! Otro disco hermoso, lleno de poesía y de rock que pasará injustamente desapercibido para el gran público. Decimos lo de la falta de justicia porque desprende calidad a raudales y debiera llegar a un mayor número de personas. Rafael Berrio es un veterano que comenzó en los 80 con UHF (que salieron a la vez que Puskarra y Mogollón en lo que se dio en llamar el “Donosti Sound”). También militó posteriormente en aventuras tan interesantes como Deriva o Amor a Traición. A comienzos de esta década comenzó una trayectoria en solitario sin mácula que comenzó con “1971” y “Diarios” con el fantástico respaldo instrumental de Joserra Semperena con su piano y arreglos. Un grande que ha trabajado con Fito & Fitipaldis, La Buena Vida o Duncan Dhu. Precisamente Mikel Erentxun y Diego Vasallo son dos de los fans que más han apoyado a Berrio en su apasionante y personal singladura. Hace 3 años cambió de tercio con bastante radicalidad al entregar un “Paradoja” más rockero con más guitarras afiladas y ramalazos a Corcobado o a Lou Reed, uno de sus favoritos y de los que más se nota su influencia en algunos de sus temas.
Ahora desde la independencia nos entrega “Niño Futuro” (Rosi Records). Otra buena colección de canciones que volverá a hacer las delicias de sus pocos pero fieles seguidores. Vuelve a reunirse de un equipo musical de primerísimo nivel. Lo conforman Karlos Aranzegi y Fernando Neira en la sección de ritmo. En la guitarra tenemos al gran Joseba Irazoki (Nacho Vegas, Duncan Dhu) y al piano a Paul San Martin que se acaba de marcar un estupendo “A French Session” (Gaztelupeko Hotsak) con guapa música de Nueva Orleans a su nombre.
Mantiene su inspiración lírica y musical y se aprecia en temas como el titular que casi podemos englobar en términos de spoken-word con una impresionante e hipnótica relación interminable de palabras que pueden parecer incoherentes pero no lo son. Como nada en la música de Berrio. Pero antes tenemos un solemne y hermoso arranque con ‘Dadme La Vida Que Amo’ que es realmente un canto de amor a la vida con una letra estupenda y con las guitarras de Irazoki que comienzan a tomar protagonismo. En ‘Considerando es el piano de San Martín el instrumento que cobra protagonismo. También resultan llamativos los coros de Virginia Pina. Yo aprecio bastante su devoción por Lou Reed en temas como ‘Mi Álbum de Nubes del Cielo’ o ‘Sísifo Releva a Sísifo’. Otro momento casi narrado en la estela de Leonard Cohen y Corcobado es la preciosa ‘Tu Nombre’. Buen estribillo y guitarras en ‘Abolir el Alma’ en la que también tenemos coros de Elena Setién. No es el único estribillo pegadizo pues también tenemos otro buen ejemplo en ‘Las Tornas Cambian’. Tras el tema titular ya mencionado buena despedida con la historia de ‘El Truco era un Resorte’. Pensaba escribir en esta reseña algún fragmento de las preciosas letras pero es mejor que las descubras en el libreto o que sepas más de él en www.rafaberrio.com. Además aquí podrás enterarte de sus próximos y esperemos abundantes conciertos. ¡Para quitarse el sombrero una vez más!