Parece que el sector de la música está despertando del letargo en el que ha estado sumido en los últimos años. La sensación subjetiva que tenemos en RockinBilbo, y la que nos transmiten algunos músicos y promotores con los que hemos charlado, es que a pesar de las dificultades cada vez hay más locales que se animan a ofrecer música en directo. Además, Bizkaia ha experimentado una eclosión de festivales en los últimos años que se han convertido en escaparates privilegiados para grupos que comienzan su carrera.
Pero, ¿los datos objetivos avalan esa sensación? Los informes más recientes a nivel estatal en relación a la música en vivo indican un crecimiento en la facturación del 12% en 2015 (194 millones). Un dato que, unido a la subida de casi el 10% en 2014 -el primer dato positivo en cuatro años-, confirma una ligera y contante recuperación en el sector.
Las cifras aportadas por la Asociación de Promotores Musicales (APM) son esperanzadoras, aunque hay que tener en cuenta que el sector vive todavía lastrado por un IVA cultural desbocado (¡el 21%!). Además, la industria musical se ha visto muy castigada durante los años de crisis. Recordemos que entre 2012 y 2013 la música en vivo en España bajó cerca de un 13%, y todavía continúa cerca de un 5% por debajo de la facturación de 2011.
Precisamente los datos estadísticos más reciente sobre las Artes e Industrias Culturales recogidos por el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco avalan esta debacle. Uno de ellos es especialmente revelador: las salas de conciertos registraron un descenso de ingresos medios del 46,2%, según la Estadística de las Artes y las Industrias Culturales 2013, estudio que ofrece una panorámica global del sector en el País Vasco y su evolución desde 2009.
Este escenario ha comenzado a cambiar en últimos tres años, en los que la llama de la música se ha avivado con fuerza. Para medir su calor quizá el mejor termómetro sea la que hoy en día es una de las ferias más importantes del sector en nuestro país: el Bizkaia International Music Experience (BIME). La tercera edición de este congreso reunió en octubre a 1.800 profesionales, 160 ponentes y más de 3.000 personas, cifras superiores a las de 2014 que permiten concluir que hay un creciente interés por la industria musical en nuestro territorio.
Los principales certámenes de la CAV registran un aumento de público
En cuanto a la música en directo, Bizkaia -el territorio con más salas de conciertos de la CAV (52,2%) según el estudio antes mencionado- ha experimentado un sensible incremento del número de festivales que acoge. Del mismo modo, los principales certámenes registran un aumento de público. Sin ir más lejos, el BIME Live congregó a 22.481 personas en las dos jornadas de música celebradas en el BEC! mejorado las 21.034 del año pasado.
Y qué decir del festival por excelencia de nuestro territorio, el Bilbao BBK Live, que en 2015 se situó en el ‘top 5’ de los festivales más importantes de nuestros país por número de entradas vendidas, con 120.000 espectadores, siendo esta 10º edición la más multitudinaria hasta la fecha. La primera -cuando aún era el Bilbao Live– acogió a unas 50.000 personas.
Festivales de todo tipo
Pero no sólo de los grandes festivales vive la música en directo. En los últimos años han aparecido otros certámenes que ofrecen una amplísima variedad de propuestas. Así, podemos encontrar el Mundaka Fest -que este año alcanza su 2º edición- y el Sopela Fest –que cumplirá su 3º aniversario- como los principales exponentes, ambos con un marcado carácter surfero y abiertos a otras ofertas culturales y gastronómicas.
Music Legends Festival, Loraldia, Wombat Fest, 40 Minutu Rock, Neska Rock, Nubefest, Gernikako Lekuek, MAZ Basauri o Kristonfest son algunos de los ‘paraguas’ bajo los que se resguarda una amplia programación de conciertos en Bizkaia. Pequeñas plataformas que acogen tanto a bandas consagradas como a grupos locales que intentan hacerse un hueco en el difícil mundo de la música.
“En Ezkerraldea han surgido buenas iniciativas para impulsar el rock, como Repe Rock, Ehuneko Bat y Burdinrock. Son ideas que nacen de las ganas y el ánimo de trabajar por la música y eso es algo que hay que valorar”, explican Nadege, Alaitz y Patri, organizadoras del Neska Rock y con quienes hablamos recientemente.
«Los grupos han bajado caches y, por lo tanto, el precio de las entradas ha disminuido»
Esta popularización de conciertos y festivales puede responder también un cambio de formato para combatir la crisis: “Los grupos se han bajado los caches y, por lo tanto, el precio de las entradas ha disminuido, y como la venta de CDs ha descendido, algunos los regalan con la entrada o facilitan su descarga gratuita”, comentan las responsables del certamen de Repélega.
La proliferación de estos festivales podría hacer pensar también en una sobreexplotación del sector. “Cada vez hay más festivales, y esto es algo bueno y malo al mismo tiempo. Yo creo que solo hay sitio para unos cuantos festivales y veremos dentro de unos años quienes son los que resisten”, expone Andoni García del 40 Minutu Rock.
De momento, las cifras de público acompañan a la mayoría de ellos. El 40 Minutu Rock, por ejemplo, reunió el año pasado alrededor de 8.000 personas, un cifra que superaron este año, como nos adelantaba Andoni en esta entrevista.
A la sombra de Kobeta
Sin duda la influencia del festival veraniego de Kobetas, atrayendo gente de otros puntos del país y del extranjero, ha sido fundamental para que otros ‘festis’ se lancen a la aventura. No obstante, este modelo también tiene un punto negativo, como explica Jon Gartxi, de los Jalapeños de la Frontera: “Los datos dicen que su impacto es millonario en la economía local. El problema es que no ayuda a hacer cultura de continuidad. Es como el que va al gimnasio sólo en enero. Hay que crear más valor”.
Para este músico, al que entrevistamos recientemente, el problema de los grandes festivales es que trasladan la música en vivo del plano cotidiano al eventual. “Está cambiando la forma en que nos comunicamos, cambia la forma en que se entiende la música, ahora no se ‘escucha’ música sino que se ‘consume’. ¿Triste el cambio de verbo no?”, reflexiona.
De ahí la importancia de que los ‘pequeños’ festivales se apoyen en bares o salas, y en la capacidad y experiencia de estos para atraer a verdaderos aficionados a la música en vivo. “Hay muchos locales que quieren poner bolos de pequeño formato. Otra novedad es que ahora se programa mucho a la hora del vermú y las rabas los sábados y los domingos. También hay más jueves con música en directo, cuando antes había poco o nada”, resume Gartxi.
«Fomentar las bandas locales y la música en vivo enriquece mucho nuestra ciudad»
Fomentar este repunte de la actividad musical, al que acompaña un florecimiento de bandas locales (sólo en RockinBilbo tenemos fichadas -a día de hoy- más de 130 bandas), es fundamental para que la ciudad se mantenga viva. “Hay que potenciarlo. Es algo que enriquece mucho nuestra ciudad, a todos los niveles”, explica Berta Bittersweet. “La música invita a el arte, el arte a la cultura y al final todo viene a ser lo mismo, vitamina para el cerebro y el corazón”, argumenta la cantante bilbaína.
Cuidar la cantera
Algunas instituciones vascas han dado un paso común para fomentar la música en nuestro territorio. En este sentido las asociaciones musicales Kultura Live (Asociación de Salas Privadas), MIE (Asociación de la Industria musical), Musikari (Asociación de Músicos) y Musikagileak (Asociación de Compositores), se han unido para crear Euskal Herriko Musika Bulegoa, un proyecto que busca promocionar y mejorar de la actividad musical vasca.
De nuevo el apoyo a los grupos locales tiene que el eje principal para mantener activa la industria. El líder de los Jalapeños lo resume bien en esta frase: “La gente entiende muy bien que sin Lezama no hay Athletic; pues sin el apoyo a músicos locales tampoco habrá más Fito, Doctor Deseo, etc.”