Lanzarse ha grabar un trabajo sobre el legado de Eskorbuto es tarea arduo complicada. Más aún si quien va a dirigirla no es coetáneo de la banda santurtziarra. Iñigo Cobo (Santurtzi, 1992) se atrevió con esta tarea y el resultado es «Generación Anti Todo«, un documental atípico que analiza como ha influido el «mensaje» de Iosu, Juanma y Pako en la generación milenial. Un trabajo que ahonda en la realidad y el mito de una banda que marcó a una generación social y musicalmente. Ahora que el trabajo sale a la venta aprovechamos para hablar con Iñigo Cobo. El joven (aunque experimentado) director respondió amablemente a las preguntas de RockinBilbo.
Le primera pregunta es obligada. ¿Qué tal estás y cómo llevas este tiempo de confinamiento?
Lo he llevado de peor a mejor; fue un poco empezar con la negación y todas esas fases, como seguro que ha pasado a tantísimas personas. Por suerte, intenté invertir el tiempo en proyectos y ha ido dando sus frutos.
Esta situación te ha trastocado algún nuevo proyecto.
Me ha permitido profundizar en algunos que tenía en un cajón o parados, y los he estado desarrollando. Aparte, me ha pillado en la preproducción de un nuevo trabajo que haremos ahora en junio, así que sin ningún problema: más tiempo para la meditación.
Nos centramos en Generación Anti Todo. Después de su proyección en diferentes salas y su preselección para los Goya ya está a la venta la cinta de este documental sobre Eskorbuto. ¿Cómo han sido la critica a lo largo de este recorrido?
Ha sido como queríamos y esperábamos, divisiva. Cuando uno se mete un proyecto, lo ideal es conseguir que no deje indiferente. Si ves el documental, lo acabas y dices “vale, me voy a por una coca-cola” es que hemos fallado. Si te gusta mucho o te parece una basura, eso nos gusta oírlo. Desde el mismo punto de partida, el equipo optamos por hacer algo que la gente no se esperara, con un planteamiento propio y que se alejara de una visión complaciente o que se limitara a decir fechas y acontecimientos. Es decir, no íbamos a bailar el agua a nadie. Queríamos autenticidad y un espíritu más cercano al Eskorbuto original que a una corriente más actual, aquella que idolatra a la banda o, más bien, a la imagen que se tiene de ella, que es una de las claves del documental: la idealización. Por ahí van muchas de las críticas negativas: que si no es un documental al uso, que si se habla poco de Iosu o Juanma, o sobre la función que hacemos de la ficción, que es en realidad una herramienta para contraponer pasado y presente, usando chavales que improvisan y nos muestran cómo se comportan los jóvenes nacidos en el siglo XXI. Las buenas críticas más comunes son las que hablan de Generación Anti Todo como un largometraje que da pie a reflexionar, analizar e incluso cuestionar qué es Eskorbuto y qué han significado y todas las películas que se han montado alrededor de ellos tres. Sé que hay millones de cosas a mejorar, pero el espíritu crítico está ahí.
Me consta que no han sido pocos los fans de la banda santurtziarra que han hablado contigo. Ellos quizás sean los más estrictos examinadores. ¿Qué opiniones te han dado?
Queríamos deconstruir Eskorbuto, y las opiniones han sido muy variables. Los coetáneos de la banda, personas que ahora rondan en los cincuenta, son muy respetuosos y acérrimos al grupo, y a muchos les ha descolocado la propuesta. Otros han agradecido el valor que se da a Santurtzi y Portugalete como nidos de lo que fue el grupo, porque casi todo está grabado en sitios reales que frecuentaban o son significativos para la historia de Eskorbuto.
Era un proyecto arriesgado desde el principio ¿Cómo a alguien de tu edad, que no había nacido cuando la banda cogió su fama, se lanzó a dirigir esta cinta?
En Santurtzi, el grupo tiene como su presencia constante. Yo nací en mayo de 1992, el mismo mes que murió Iosu. Esto no quiere decir nada, evidentemente, pero es un detalle gracioso, el notar que yo apenas llegué a coincidir en el tiempo con ellos, y aun así me lancé a ello, pero precisamente desde esa mirada; no la de un experto, ni la de un coetáneo, sino la de un vecino joven que ha vivido Eskorbuto desde el “post,” desde el mito y desde las anécdotas; prácticamente, como casi todos sus oyentes, porque cuando tocaban eran unos parias. Por eso el enfoque es generacional, y por eso tenemos a una persona joven haciendo las preguntas, como Ioritz Benito, que es de 1993, y encarna a esta generación posterior, oyente de una música que hablaba sobre cosas con las que no convivió. Es un documental de preguntar qué ha pasado y por qué, pero al mismo tiempo no se centra en hecho sino en ideas. Por eso, además de a gente como Roberto Moso, Txerra Bolinaga o Unai Expósito, tomamos la decisión de entrevistar a mujeres de setenta años, las “madres” de esa otra generación, que son expertas en el vivir; o profesores de instituto, o grupos locales de la margen izquierda marcados por la existencia de un referente como Eskorbuto. Nos interesaba más eso que saber cuándo Iosu robó la guitarra a nosequién.
Uno de los objetivos era descubrir si Eskorbuto ha sobrevivido al paso del tiempo. ¿Crees que ha sido así?
Sí, creo que ahí tenemos bastante unanimidad. Está más que demostrado, y se les seguirá oyendo, tanto como nuestro panorama siga abocado al pesimismo, ya sea por pandemias mundiales o porque nuestros políticos se comportan peor que los niños de una guardería. Las verdades perviven, y Eskorbuto las decía de manera muy cruda, por eso llega tanto y a tantos, sin florituras.
Josu, Juanma y Pako eran unos de los representantes máximos en contra del sistema establecido. ¿Se mantienen esos valores o simplemente han quedado como marca?
Hay quien los vive con autenticidad y quien piensa que es cool y los lleva por bandera aunque su fondo no tenga nada que ver con ellos; los mismos que llevan camisetas de Che Guevara mientras comen un McMenú. Sí que es cierto que es muy difícil mantener unos valores tan extremos en el mundo en que vivimos. También pienso que si Iosu, Juanma y Pako hubiesen nacido en 2001 o incluso diez años antes, en 1992, como yo, Eskorbuto o bien no hubiera nacido nunca o estaría haciendo directos en Instagram a sus followers. El trap ahora puede ser un equivalente al punk de los setenta-ochenta. Quién sabe de todo esto. Lo único que podemos hacer sin caer en el ridículo es ser autocríticos siendo conscientes que somos víctimas y a la vez perpetuadores del sistema, en un bucle del que es muy difícil salir.
¿Has encontrado paralelismos entre aquella “Generación Anti Todo” y las juventud actual?
Pienso que tendemos a infravalorar a los jóvenes. Ahora y creo que siempre, si nos ponemos a leer cómo otras generaciones de otros siglos hablaban de sus respectivos jóvenes. En el documental tenemos a dos protagonistas adolescentes en la ficción y también entrevistamos a un cuarteto de chavales reales. Muestran cosas diferentes. Intentamos representarles pero los jóvenes son muy diferentes entre ellos, y hay de todo. Hay inconformistas y conformistas. Pero ambas generaciones de jóvenes han atravesado crisis económicas graves – en los últimos diez años, dos; la de 2008 y a la que nos estamos viendo abocados ahora mismo – y hay que ver cómo eso condiciona a los que vienen debajo nuestro. Muchos buscan expresarse a través de diversas facetas, como la música y el punk. Sí que creo que el mayor peligro de los jóvenes de hoy es la sobreexposición am mensajes simplistas y reduccionistas en las redes sociales, y a un torrente de noticias no contrastadas e igual de brocha gorda. La capacidad de atención se ha visto mermada y cada vez se hace más difícil prestar atención y analizar las cosas realmente importantes.
En alguna ocasión has comentado que a través del documental queréis demostrar que el punk se puede vivir de muchas maneras. ¿Nos explicas esto?
Yo soy un poco enemigo de aquellos que imponen una sola manera de vivir las cosas. No digo que sólo pase con el punk, sino con muchos otros colectivos, ya sea musicales o culturales en general, hay una peligrosa tendencia a: esto tiene que ser así o no es. Es una de las cuestiones que se ven en el documental, o que queremos encarnar también en Ander y Selam, los protagonistas de la ficción, que en apariencia son los más anti-punk que nada si les miras de arriba a abajo. Luego ves definiciones tan diversas como quien las dice: la de Pako Galán, que afirma que es vivir tranquilo sin que te molesten, o la de otros más. Luego conoces a banqueros que dicen ser punk, y dices: ¿cómo así? Pues así es, si él lo dice, y si un punk te discute que no puedes serlo por llevar americana al trabajo, puede que esa persona quizá tampoco sea tan punk como afirma. ¿Un buen punk debe no trabajar por ser fiel a sí mismo? Mucha gente nos escribe: ponéis el DVD en alquier, o lo vendéis: sois unos mierdas. Lo que no saben es que Iosu se pateaba Santurtzi y tal vendiendo discos porque, a fin de cuentas, ese era su trabajo; o que cobraban por tocar. El debate es interminable. Es meterse en una camisa de once varas.
¿Visto lo visto ves posible vivir la filosofía punk en una sociedad como la actual?
Si nos atenemos a la filosofía punk más purista, pues no sé. Es bastante imposible. Nos domina un sistema concreto que está en todos lados y no puedes escapar a él. Lo más punky ahora mismo sería currarse un cambio en el sistema, y sabemos cómo esas cosas acaban. Pero eso es demasiado utópico hasta para el más idealista.
¿Cuánta de la mitificación alrededor de la banda es “correcta” y cuánta es absurda o distorsionada?
Como dice Roberto Moso en el documental, cuando todos los datos se han agotado, cuando todo está escrito, comienza la ficción. Eskorbuto tuvo un recorrido muy limitado. Pako Galán afirma que no hicieron más de cien conciertos en vivo. Grupos locales comentan que incluso ellos han tenido una trayectoria mucho más larga. Como todo mito, empiezan las invenciones, y ahí está parte de esa magia eskorbutiana, que mucha de su imagen está creada en el seguidor de la banda. Eskorbuto es casi de uso público, hasta en el confinamiento ha sonado el “mucha policía, poca diversión.” Ahora mismo, la mitificación hacia Eskorbuto es ya parte de Eskorbuto, y así seguirá.
¿Qué conclusiones sacas después de este trabajo?
Muchísimas. No en vano, quedaron como diez horas de entrevistas que tuvimos que comprimir en dos. Muchas ideas interesantes se quedaron fuera, como toda la polémica habitual sobre los grupos tributos, o temas de drogas, que decidimos no incluir por manido. La mayor conclusión es el respeto y devoción a un grupo que seguirá sonando y que llega a todos lados, porque tenían un mensaje claro y sobre todo auténtico y sincero, valores que parecen que van quedando sepultados y, tal vez, las mayores razones para acercarse a Eskorbuto.
Generación Anti Todo a la venta en: Librería Ochoymedio (Madrid), BBCh on Rock (Logroño), Longplay (Barakaldo), Old Tower Stuff (Vitoria), Beltza Records (Donosti), Librería Begoña, Discos Serrano y Akelarre (Santurtzi). En breve en Power Records (Bilbao) y Katakrak (Pamplona).
Aúpa Edu!
Muy interesante, sobre todo para los eskorbutines, Un poco de eskorbuto es mucho
Saludos
Javi