Ayer el Puerto Deportivo de Getxo fue el escenario del concierto de la banda pamplonesa Juárez. La cita, en un principio programada para el sábado, era parte de los actos organizados con motivo de la Regata Mini Gascogna. Debido a la previsión meteorológica del sábado el concierto pasó a la jornada de domingo. Fue un acierto ya que ayer el sol, ese desconocido, nos regaló una tarde perfecta para disfrutar de buena música. También actuaban Long Boards pero no pudimos quedarnos a su bolo. Otra vez será.
Juárez subió al escenario ante el numeroso público que ocupaba la terraza. Durante aproximadamente una hora descargaron 16 temas, entre los que predominaron los de su último trabajo «Entre Palmeras». Del que fue considerado uno de los mejores disco de 2020 sonaron, entre otros, «El mar», «Champagne francés», «El día que todo empezó a temblar», «Vendiendo cruces», «Escafandra vol. II», «Cielo gris» y «La guerra de los mundos». También cayeron dos temas de su disco «Boreal» como «La muerte de O-Ren Ishii» o «Sistema solar». También nos sorprendieron con un tema nuevo, «Duerme entre tú y yo», que formará parte del que será nuevo trabajo.
Este tipo de conciertos, con un escenario pequeño y en el exterior de una terraza, no siempre son los más adecuados para reunir las mejores condiciones para una banda. Excepto algunos momentos en los que el sonido no fue bueno, la banda formada por Cristina Aranguren (Guitarra y voces), José Palanca (guitarra y voces), Berti Rockdriguez (bajo), Iñigo Maya (batería) e Izaskun Munárriz (teclados) sacaron adelante el bolo con solvencia. En ello influye que es un grupo que conecta muy rápido con el público y a eso ayuda Cristina.
Si algo dejaron claro en el concierto es que el sonido de Juárez se ha alejado de etiquetas dotándose una personalidad contundente. Basta escuchar varios acordes para saber qué banda está tocando. Las voces de Cristina y José marcan la diferencia respecto a lo que estamos acostumbrados. Oscuras y duras en ocasiones, amoldándose a los densos desarrollos, consiguen transmitir cada letra de las composiciones.
Juárez desarrolla sus canciones dentro de su propio imaginario. Ayer nos regalaron una buena dosis de rock, algo de garage y esos sonidos propios de los ambientes fronterizos. Toques de pop y pinceladas psicodélicas no faltaron en un concierto que fue a más. Tanto que Cristina quiso regalar un último tema pero, aunque insistió con su guitarra, el resto no siguió. No hizo falta. Juárez dejó clara su propuesta y, sobre todo, su personalidad. Solo me queda verles en un recinto con mejores condiciones.