El sábado acudimos al Kafe Antzokia al concierto de McEnroe. Los getxotarras son de esas bandas que cuidan con mimo sus directos y no suelen defraudar. El pasado fin de semana tampoco lo hicieron aunque hubo algunos detalles que deslucieron su actuación en algunos momentos. Aún así, el público (en ocasiones demasiado chillón) disfrutó, sobre todo esa legión de fans venidos de Getxo. McEnroe jugaba en casa y con el viento a favor y eso se notó. Casi llenó el Antzokia.
De Getxo también era la banda que abrió la noche; Galerna. Un quinteto joven, apadrinado por McEnroe, que les ha acompañado en varios de los conciertos de esta gira. Presentaron algunos de los temas que se incluirán en su próximo primer disco. Durante cuarenta minutos hicieron disfrutar a un público entre los que tenían muchos seguidores. Al contrario de lo que ocurrió conmigo; no pude conectar en ningún momento con la propuesta.
Cuando faltaban cinco minutos para la once de la noche salieron a escena los miembros de McEnroe con Ricardo Lezón a la cabeza. En una cita tan especial no faltó Jimena Lezón, hija de Ricardo y que ha puesto voz y coros en las canciones publicadas en ‘Veinte’, el mini EP conmemorativo de estas dos décadas de trayectoria de la banda. Un sonido bueno que se vio perjudicado por los charlatanes y charlatanas que cada vez deambulan más en algunos bolos. La iluminación tampoco acompañó mucho, la verdad. Luces por momentos oscuras y reiteradas.
Durante casi dos horas el grupo interpretó 19 canciones. «Elegir de entre tantas canciones y ensayarlas resulta complicado. «Si lo sé no hubiésemos publicado tanto«, bromeaba Ricardo Lezón. Efectivamente, no debe resultar fácil hacer una selección de temas cuando hay tanto y tan bueno para elegir. Como suele pasar en estos casos, se echaron en falta algunas pero las imprescindible en la trayectoria de McEnroe no faltaron o, por lo menos, la mayoría de ellas.
«La cara noroeste«, «La distancia del lobo«, «La electricidad» o «Un rayo de luz» fueron las más coreadas, sobre todo, la primera de ellas. También de ese mismo tema contó Lezón que «es lo más cerca que he estado de un hit y de una pista de baile«. Y es que en la anécdota que relató explicó que en una discoteca siempre la ponían entre canción y canción.
Fueron cayendo temas aunque, en ocasiones, se daban algunos parones en el ritmo y eso, al menos para un servidor, fue uno de lo puntos que deslució el bolo. No faltaron «Rugen las flores«, «Los valientes«, «El sur de mi vida» o «Montreal» con la colaboración de Jimena. También nos gustaron en «Gracia«, canción de la que Lezón aseguró que la salió «rana«, en «Luz de gas» y su apología de lo pequeño e imperfecto o en «Mundaka» una canción que invita a mirar todo lo perdido o lo que nos resulta inalcanzable. Con Jimena a los coros también se lucieron con «Las mareas» un tema de su cuarto disco ‘Las orillas’ publicado en 2012.
Cerraron con un segundo bis que fue «Naoko«. Un tema que cierra el disco ‘Tú nunca morirás’ de 2009. Una de esas canciones que podía haber sido un hit, si se me permite la expresión, pero que nunca lo fue. Algo más de nueve minutos de canción que no se hace larga, aunque resulte raro. Un tema denso, oscuro y hasta místico diría yo. Un ejemplo de la sonoridad y de la calidad como letrista que atesora Ricardo Lezón.
En resumidas cuentas, el concierto nos gustó aunque hemos disfrutado más de la banda en otras ocasiones. Esperemos, estamos seguro de ello, que haya muchos años más que disfrutar y celebrar con una banda sus canciones.