Noche fría (muy fría) la del pasado sábado 10 de diciembre, en la que asistimos a la sala Santana 27 de Bilbao a cubrir el WOP Festival 2022, a manos de Sotomonte, Mikel Rentería & The Walk On Project Band y Quique González como artista principal.
El festival ya conocido de anteriores ocasiones, divulga información y recauda fondos para la investigación de enfermedades neurodegenerativas.
Con puntualidad inglesa, requerido por exigencias del guión de la sala (recordemos; 3 bandas con sus 3 sets diferentes de instrumentos a modificar entre el final de unos y el principio del siguiente, a lo que hay que añadir que a partir de las 12 de la noche la sala se convierte en discoteca) abría la velada el grupo Sotomonte a las 19:30 horas, contando desafortunadamente con poco público debido al horario.
Sotomonte, es el proyecto del bajista getxotarra Jokin Salaverria, reputado músico del panorama tanto local como incluso estatal, habiendo colaborado con Rubia, Landslide, Hot Legs junto con Carlos Tarque, con Pereza, o con bandas incluso al otro lado del charco, como la etapa en la que residió en Los Angeles llegando a compartir jams con los mismos Black Crowes.
‘From Prayer to the Battlefield‘ es el disco (producido por Iñigo Bregel) de este nuevo proyecto liderado por Jokin, en el que le acompañan Unai G. Kortazar a la batería, Xabier Badiola y Miguel Moral a las guitarras y coros y Alberto Trigueros a los teclados.
Desplegaron en escasos 45 minutos su sonido autocalificado como Hard Folk, en el que no faltan las influencias de la música americana de los 70´s.
Mikel Rentería, precursor de todos este magnífico tinglado, era el siguiente en subir al escenario, acompañado por su banda: Rubén Fernández a la batería; Gorka García al bajo; Mikel de Vicente a los teclados y Xabier Madina y Álex Iturbe a las guitarras.
Algo más de una hora en la que presentaron los temas de su último trabajo ‘Cuerdos de atar‘ y en las que no faltaron canciones de sus anteriores trabajos ni referencias al gran motor de todo este proyecto, que cambió su vida y la de su familia un 13 de octubre de hace 14 años.
Para esta hora, en la sala había comenzado a crecer el público que animó la actuación de The Walk On Project Band para que su lucha continúe año tras año a través de la música.
Tras el último cambio de set a sprint, aparecía el último (y gran) protagonista de la noche; Quique González.
A las 22:00 horas y puntual, aparecía el madrileño acompañado de Edu Olmedo a la batería, Toni Brunet a la guitarra eléctrica y española y coros, su inseparable escudero Jacob Reguilón al bajo y la última incorporación al equipo en esta gira, Raul Bernal a las teclas.
Tras una gira en la que venía presentando su último disco ‘Sur en el valle‘ en Teatros y por toda la península, y en la que hicieron parada el pasado mayo en nuestro Teatro Arriaga, elegía apoyar la causa del WOP en un formato más eléctrico del que venía presentando su música en los últimos cuatro años, desde la gira de las palabras vividas.
Tengo que destacar una sensación fría que no me había sucedido hasta la fecha en los numerosos conciertos que he seguido a lo largo de estos años.
Será el frío de la sala (que no llegó a calentarse el ambiente en toda la noche a pesar de los 2/3 de entrada a la hora de Quique), será la falta de costumbre del formato eléctrico, será que el formato eléctrico ya no es el que fue hace años en anteriores giras (evidentemente, hay que contar con el paso de los años y la evolución musical de sus trabajos) o que la sala desde mi punto de vista no fuese la más idónea para disfrutar de su repertorio (como si lo podría haber sido el Kafe Antzokia por ejemplo) o serán las prisas al tocar en un formato de festival con el tiempo medido y apretando la hora de comienzo de la discoteca ….
No obstante, y aún con todo lo anterior, si que pudimos disfrutar una vez más de un concierto en el que a Quique y su equipo no se le puede poner ni un pero.
Tal y como comentamos en la crónica de su anterior visita, Quique se ha convertido con el paso de los años en un viejo capo. Un artista que se ha peleado y ganado una reputación y el respeto tanto del público como de sus compañeros de profesión a base de mucho esfuerzo y trabajo. Y que se nota al pisar el escenario la profesionalidad que desprende tanto él como el gran equipo de músicos de los que siempre ha sabido rodearse.
Así, comprobamos cierta adaptación del repertorio de teatros, descartando varios temas más acústicos e incorporando además de las principales canciones de su último trabajo, varias canciones de su discografía de sonido más eléctrico.
Comenzaba como carta de presentación con «Te tiras a matar», un ritmo característico del disco ‘Sur en el valle’ y seguiría precisamente con la canción que da título a este último trabajo.
Supo encajar en este entrante la clásica «La luna debajo del brazo», tras la cual daría paso a una primera etapa de canciones más rockeras en las que Quique intercambiaba su Gibson acústica con su Telecaster.
«Se estrechan en el corazón», «Palomas en la quinta» (gran acierto de la noche), «La fábrica», y «Avería y redención», fueron también interpretadas.
Par el segundo plato, la coreada «Caminando en círculos», un guiño a sus ex-detectives (Boli, Edu, Nina, Chuches) con «Detectives» y «Orquídeas», tras las cuales interpretaría la canción y single principal de su últimos disco: «Puede que me mueva», marcado por ritmo del bajo de Jacob y culminado por ese delicado sólo de guitarra del característico sonido de Toni Brunet.
Tiempo a continuación para nostálgicos en el tercer y último plato, rescatando la grandiosa «Pequeño rock&roll», «39 grados» (incluyendo el poema de Bukowski) «Kamikazes enamorados» y la última pre bises y gran coreada «Salitre».
Una de las sorpresas de la noche, fue escuchar a la vuelta de los bises «Aunque tú no lo sepas» interpretada mágicamente y ambientada por las notas de la guitarra española a manos de Toni Brunet, dejando en silencio a toda la sala en esos 3 minutos de emoción contenida.
Para la prórroga, se guardaba el gol de oro: «Miss camiseta mojada», «Conserjes de noche» y el himno «Vidas cruzadas» cerraban el concierto acabando por todo lo alto y dejando a todos con ganas de más.
Como suele ser habitual, último concierto del año de Quique González y una vez más en Diciembre y en Bilbao.