Después de treinta años, Christina Rosenvinge quiere celebrar la importancia de ‘Que me parta un rayo‘, su primer disco en solitario y con el que entró de lleno en el universo hispanoparlante. Lo que en principio iban a ser tres o cuatro fechas ha pasado a convertirse en una extensa gira que le ha llevado incluso a Latinoamérica. El pasado sábado era el turno del Muxikebarri de Getxo y fueron bastantes las personas que quisieron revivir temas que representan a toda una generación.
Ante una numeroso público (por allí estaba Ricardo Lezón) Rosenvinge ofreció un concierto de algo más de hora y media en el que sonaron dieciséis temas, incluidos los diez que componen el disco homenajeado. Un directo con buen sonido en el que la artista salió a un minimalista escenario en formato cuarteto. Destacado como siempre Charly Bautista (guitarra y teclados), músico de dilatada experiencia que ya estuvo con Rosenvinge en una anterior etapa. Tocaron los temas con arreglos diferentes a los originales pero sin perder la esencia inicial.
Empezó puntual y con los tres músicos sobre el escenario; Juan Diego Gosalvez a la batería, el ya mencionado Charly Bautista y, perdón, pero no me quedé con el nombre del bajista. Un sonido que perfectamente podía ser el que se oye al viajar en el tiempo nos traslado a 1997, año de publicación de «Que me parta un rayo». Y entonces apareció Christina Rosenvinge que abrió la velada con «Tú por mi» y «Tengo una pistola«. ‘Estas canciones han definido lo que soy y me han traído hasta aquí‘, comentó. Fueron cayendo el resto de canciones del disco; «Alguien que cuide de mi«, «Ni una maldita florecita» y una genial «Pulgas en el corazón«.
‘De todas las canciones que escribí en este disco solamente hay una que no escribí yo‘, señaló. Se refería a «Señorita«, canción que escribió el que por aquel entonces era su pareja, el escritor Ray Loriga (y padre de sus dos hijos). Con uno de ellos, Willem Loriga, interpretó en dúo el citado tema. Siguió con «La suela de mis botas» y con «Mil pedazos«. Interactuó mucho con el publico hablando de amor, desamor y de los distintos avatares de la vida y de cuáles son mejor para escribir canciones. Las dos últimas que sonaron del disco fueron «Yo no soy tu ángel» (aireando bufanda con el lema «Que me parta un rayo») y la archiconocida «Voy en un coche«.
Se bajaron del escenario por varios minutos para volver y ofrecer unos bises que hicieron las delicias del público. ‘Hemos tocado todo el disco, ese era el objetivo. Ahora vamos con alguna del siguiente que también tenía la idea de Los Subterráneos‘, explicó. ‘Esta canción la compuse con el que ahora es batería de los Rolling Stones‘, afirmó. Interpretó «Mi habitación» del disco ‘Flores raras’, tema que escribió junto a Steve Jordan. Del mismo álbum escuchamos «Pálido«, tras la que se vuelven a retirar del escenario para regresar Christina Rosenvinge y Charly Bautista. ‘Con Charly he tocado ocho años y otros ocho hemos estado separados. Empezó conmigo con veintiún años. Fue su primer trabajo pagado‘, recordó. Tocaron «Negro cinturón» del álbum ‘Tu labio superior’. ‘Era una época personal difícil y estaba atascada en esta canción. Charly vino y la rescataba‘, agradeció Rosenvinge. Llegaba la recta final y las canciones elegidas para acabar fueron dos de ‘Tu labio superior’ como «La distancia adecuada» y «Anoche«. Nos sorprendió que entre ambas intercalara «Ana y los pájaros» tema de su último trabajo ‘Un hombre rubio’ (2018).
El sábado fue una cita especial. Darse cuenta que han pasado treinta años de uno de tus discos favoritos y que, de nuevo, tienes oportunidad de escucharlo en directo es algo muy especial. Mucho más para alguien que no vio por aquel entonces a Christina Rosenvinge en directo (no se prodigaba mucho por estos lares) y tenía una primera edición de ‘Que me parta un rayo’ (ahora firmada) en casa. Está claro que Rosenvinge es una artista diferente y con un talento y una vocación que no ha recibido todo el reconocimiento que se merece.