Bonzos surgieron en plena década de los noventa para, procedentes de la margen derecha de la ría bilbaína, rugir a base de punk-rock de origen neoyorquino, con The Ramones como figura totémica. Ahora, hacen trizas el catecismo de morir joven y dejar un bonito cadáver para resucitar, a través de dos de sus miembros originales como su “cerebro” Juancar Parlange y el batería Jorge Hernández, una renovada formación que presenta un nuevo trabajo tras casi quince años después de su epitafio
discográfico. Lo hacen exhibiendo una restaurada pero clásica potencia que les sitúa también como actores de esta nueva y atribulada época.
Si la elección de un título puede llevar implícito un avance de las aspiraciones de sus creadores, “Hagamos América punk otra vez” es de esos que aclaran con una frase diversos aspectos, el más evidente, constatar la reaparición bajo unas constantes estilísticas muy evidentes y ya conocidas en ellos. Tampoco debe de pasar desapercibido el cambio de idioma, aplicable al contenido completo del álbum, donde el inglés utilizado anteriormente se transforma en castellano para, suponemos, conseguir que su verbo -mordaz y descarado a partes iguales- suene tan claro y contundente como su faceta instrumental, desarrollando de paso unas ilustraciones -obra de Mario Riviere y en las que parece observarse la herencia de Charles Burns– que decoran el libreto a modo de presentación de toda una ristra de personajes que inundarán las canciones.
Como si de un puente aéreo entre Bilbao y Nueva York, con diversas escalas, se tratase, el disco viaja entre ambas urbes, una cuna natal y la otra espiritual, para potenciar ese alma macarra que ambas tienen, o tenían, o deberían de tener. Por eso no es de extrañar que en “Rey de la Ría”, single adelanto, la ambientación cercana a un capítulo de la serie de Miami Vice transcurra en aguas vascas a ritmo de ese punk fraguado en la “gran manzana” pero también relacionado, y habrá que achacarlo probablemente a ese nuevo registro en el idioma, con Los Nikis, Farmacia de Guardia e incluso Siniestro Total. Una producción cristalina y punzante, a cargo de Martín “Capsula” Guevara, que ayuda a que las guitarras, en las que aparece otro histórico Bonzo como Álvaro Segovia, ahora ya con un amplísimo currículum en miles de proyectos, asuman con total compromiso esa ideología irrenunciable de composiciones de cortísimo minutaje y directas al meollo, alcanzando una velocidad y precisión envidiable.
Unos condicionantes básicos que sin embargo no van a evitar la sensación de ir descubriendo diferentes matices según el disco va avanzando, pese a encomendarse a una linea genérica muy establecida. Por eso los ritmos trotones en los que tienden a desembocar pueden tener un aspecto nostálgico-juvenil (“Te
cuidaré más que a mis ojos); mucho más narrativo en la biografía mafiosa de “El patrón del mal”; incisivo y urgente como “Tu futuro no está escrito” o la actualización de la desencadenada y regada de coros “Bonzo Girl”.
Un sonido más crudo y sucio, esta vez con Dead Boys o Dictators reflejados en él, expresarán a través de temas como “Lluvia, hierro y rock n roll”, un título que nos conduce hasta el libro homónimo escrito por el que fuera miembro de la formación Álvaro Heras, quien colabora con sus voces, o del nuevo episodio sobre los bajos fondos que es “Narco Punk”. El sabor melódico ramoniano de “Quise ser Gardel”,
incrementado por la interpretación del argentino Stuka, el deje playero de “Charlie ya hace surf”, donde aparece la guitarra de Mario Cobo, o el rock más contenido y sentido de “Nueva York”, complementan el variado sabor de un rotundo repertorio.
Bonzos regresan tal y como se fueron, con energía y haciendo ruido, con el punk directo y pegadizo como bandera irrenunciable. Lo que hasta hace pocos días era historia del rock vasco ahora se convierte también en rabioso presente. Un trabajo como éste, plagado de adrenalina y grandes canciones, es una invitación irrenunciable a no dejar pasar este nuevo capítulo y a vivirlo en primera persona junto a ellos.