Que todo el mundo esté tranquilo. Nadie ha contagiado a nadie. Es más, el pasado sábado, la Sala BBK era uno de los lugares más seguros frente al COVID. Los que acudimos a ver el concierto de Hakima Flissi y El Columpio Asesino entramos en la sala tras pasar por el termómetro y limpiarnos con el gel. Para otra sesión más del ciclo 10º Aniversario de la Sala BBK estuvimos sentados con una distancia más que social. Alguien comentaba el otro día que “resulta triste que, en estos momentos, a la hora de promocionar un concierto de rock, haya que explicar que se cumplirán las medidas sanitarias. Que el rock no es eso, no es ser buenos, es rebeldía…”. Totalmente de acuerdo, pero no queda otra. Si queremos seguir disfrutando de música en directo y que la gente acuda sin miedo tiene que ser así.
Con las entradas agotadas desde el día que se pusieron a la venta (en todos los conciertos programados hay sold out) la Sala se preparaba para recibir a una jovencísima bilbaína, Hakima Flissi y a una banda con una larga y exitosa trayectoria como la de los navarros El Columpio Asesino. Un concierto que se retransmitió vía streaming, de ahí el trasiego de cámara tanto por el patio de butacas (ahora de sillas) como por el escenario.
Abrió Hakima Flissi. La bilbaína repetía en el mismo recinto y teloneando a El Columpio Asesino. De aquello hace un año y, por aquel entonces, actuaron en un showcase con invitación para pocas personas. Lo que son las cosas, el sábado era un concierto “normal” y, con entradas agotadas, había menos gente que en aquella ocasión. Como digo Hakima Flissi salió a escena con puntualidad para actuar durante aproximadamente treinta minutos. La artista está bajo el amparo de la discográfica Oso Polita de Last Tour presentó sus canciones. Temas que le han hecho actuar en Donostia Festibala, BIME City y Monkey Week o acompañar a fuel Fandango en su gira por estos lares.
Empezó con una declaración de intenciones: “Hago todo de corazón…”. Basta escuchar medio minuto a Hakima Flissi para descubrir que, a pesar de su juventud, si rascas acabarás destapándole las heridas. Sempiterna viajera (vivió en París, Argel y Londres hasta acabar echando raíces en Bilbao), el tatuaje de su brazo (“music is god”) resume perfectamente una obsesión inabordable por los sonidos más enraizados.
El sábado nos dejó su receta a base de ritmos jamaicanos, soul, R&B, afro-beat y blues bañados en las bases electrónicas de la DJ que la acompaña. Sonaron sus temas “You say”, “Sensitive”, “Baby y yo”, entre otros.
Quizás resulta repetitivo su ir y venir por el escenario, siempre de un lado a otro del mismo. Contrasta con la DJ que se sitúa a su espalda con el ordenador y que no para de moverse ni un segundo. Tanto que a veces resulta complicado fijar la mirada en Hakima. Ahí quizás estuvo el único pero del sábado. Ahí en los aproximadamente diez minutos que actuó sola la DJ tras acabar Hakima Flissi su actuación.
También con puntualidad aparecieron en escena los navarros El Columpio Asesino. Desde el primer momento dejaron claro que tenían ganas de tocar y lo demostraron en los casi noventa minutos de actuación. Hicieron un recorrido por toda su discografía, aunque hicieron hincapié en su último trabajo “Ataque Celeste” también bajo el sello Oso Polita.
Abrieron con “Ataque Celeste”, “Huir”, “Preparada” y “Sirenas de mediodía”. Canciones que, como ocurría en el disco “Ballenas muertas en San Sebastián”, circulan por la idea del cambio. Canciones que sonaron con un tono diferente al que nos tenían acostumbrados. Cambian la perspectiva social por la personal. Un cambio entendible e incluso necesario tras veinte años de trayectoria.
Pero como digo tampoco faltaron temas de los anteriores trabajos. Nos deleitaron con “Ballenas muertas en San Sebastián”, “Babel”, “Déjame” o “Diamantes”. Temas que siempre ha costado definir dentro de un estilo. Lo mismo pasa con la banda que va desde el pop y pasa por diferentes estilos envueltos en sonidos electrónicos y de sintetizadores. Complejidades oscuras que describen universos personales como cuando sonaron “Floto”, “Perlas” o “Toro”.
Llevaban desde marzo si actuar y eso se notó en algún momento como cuando se equivocaron al empezar dos temas. Pero la verdad es que no defraudaron. Sabíamos que no iban a fallar y mucho menos, como dijeron “en Bilbao estamos como en casa”.
Cristina preguntó si nos habían contagiado algo. Y la respuesta fue que sí. Nos volvieron a contagiar con una energía que hizo que no pudiéramos dejar de movernos en las sillas. Bendito contagio y santificado virus el de la música en directo.