Geométrica: “Universo Hermético”

La geometría tiene un alto componente artístico: la exactitud de sus fórmulas y axiomas, la complejidad de los problemas que plantea y las ingeniosas formas de resolverlos hacen de esta rama de las matemáticas algo digno de admiración. Pero si los números te provocan mareos seguro que prefieres zambullirte en los no menos originales ángulos, hipérbolas, polígonos y teoremas que plantea la música. Y qué mejor que hacerlo con los postulados que nos trae la banda Geométrica en su “Universo hermético”.

Se trata del segundo trabajo autoeditado por estos ‘Pitagoras’ del sonido. Un disco en el que se aprecia una evolución respecto a su EP homónimo (2014) y que profundiza en teoremas arriesgados -temas más directos, oscuros y melódias con un importante fondo electrónico- pero manteniendo la base indie y pop-rock que la banda de Barakaldo inició en su anterior referencia.

De nuevo se nota la experta mano de Xabier Eguía (WAS) entre bambalinas de los estudios El Tigre, donde grabaron el disco a mediados de 2016. Los sintes, teclados y sampler ganan protagonismo y los ambientes electrónicos envuelven los temas para construir un mundo propio y personal, ese ‘Universo herméticodel que hablan en el segundo corte, y antes con la progresiva ‘Ser dioses no les vale’, dos temas en los que se reflejan ecos de bandas indies de cabecera como Vetusta Morla o Niños Mutantes.

Un ambiente gris y lánguido predomina en ‘Se quema el tiempo, una sensación acentuada por su letra directa y el gran despegue de la canción en el tramo final, que apremia a vivir el momento sin esperar. ‘Exploradoresnos devuelve a horizontes más bailables, mientras que ‘Pez de piedra’ nada con brío por fondos rockeros, alimentándose de riffs distorsionados y profundos que te obligan a menear la cabeza.

Estado anímico irreal’ nos regala un tema onírico y luminoso, con reminiscencias a los sonidos más espaciales de Lory Meyers o Los Planetas. En ‘Aire’ la banda profundiza en esa línea luminosa con otro corte bailable y bien apoyado en un brillante juego de guitarra y fondo rítmico. Al igual que la genial ‘No estamos muertos’, un corte a la altura del single que da nombre al disco, con un destacado fondo instrumental y letras concisas de potente significado. El cierre lo pone la melancólica ‘Desaparecer’, un buen contrapunto para el resto de canciones cadenciosas de este «Universo Hermético«.

No sabemos si David Arduengo (voz), Roberto Fernández (guitarra), David González (batería), Jonathan Cambeiro (bajo) y Joseba Prieto (teclados) serán buenos geómetras, pero sí que conocen y se manejan muy bien por las poliédricas superficies de la música.

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