Ya pasaron merecidamente por nuestro medio su anterior disco, “Dirt And Other Spells”. Fue hace casi tres años y entonces nos hicimos eco también de su debut “From Dawn To Dust” cuando aún se llamaban Ghst Numbre & His Tipsy Gypsies. De hecho, se juntaron a finales del 2014. El artífice fue el músico y productor 413.
“Venenos Y Demonios» es su tercer disco y vuelve a tener una presentación de auténtico lujo. El encargado del estupendo artwork es el artista todoterreno Oskar Benas. El nuevo disco lleva el explícito subtítulo “Canciones sobre infiernos, monstruos, demonios y demás estrellas de la oscuridad de la noche”. Mantienen influencias de los comienzos en forma de country oscuro, calypso, son cubano o cumbia y a ellas han añadido otras influencias y han sabido sonar más actuales que nunca.
Buen ejemplo de ello es ‘Muerto’, su primer y apropiado single. Con ritmos del carnaval de Nueva Orleans pasados por sonidos vudú con teclados alocados y sangrientos y majaras coros. Antes de eso arrancan con ‘Nada Malo’, una curiosa intro de aromas góspel. Aires latinos de baile con trompeta fronteriza en una ‘Pal Infierno’ que suena a Voodoo Latin Jungle. Suena más acelerados en ‘El Vampiro’, pero también con toques de vudú satánico. Vuelve a brillar la trompeta fronteriza y en este y otros temas podemos escuchar ecos a Five Finger Death Punch, WolfWolf, unos Slim Cessna’s Auto Club con los que ha compartido escenario o los sonidos más tabernarios y tarambanas de una de sus primeras influencias, la del genial y excéntrico Tom Waits. En ‘El Mal’ tenemos cha-cha-chá vudú para bailar de nuevo con espectaculares vientos, con especial mención para el trompetista Oskitz Gorrotxategi. También destacan los guapos coros femeninos y las guitarras estridentes de 413. Un 413 que toca un montón de instrumentos entre los que destacan el banjo, el güiro y otras percusiones o teclados y sintetizadores, además de varias guitarras. En este tema nos invocan a “Desatar el mal que hay en mí”. ‘Un Puñal Y Una Flor’ nos trae falso relax con aromas a Calexico y buen banjo para construir una especie de romanticismo de ultratumba, de nuevo remarcado con esa guapa trompeta de Oskitz.
Otra explosiva y loca fiesta latina nos viene repleta de ‘Veneno’. Todavía tenemos una mayor descarga sonera arrolladora en ‘¡Fuego!’. El que no baile está muerto pues es una orgia de vientos, percusiones y guitarra-ametralladora, además de la trompeta desquiciada. Más ritmos salvajes en ‘El Golpe’ y fantástico final con una maligna ‘Lucifer’. Suena reposados pero delirantes y recorriendo hasta ritmos balcánicos. Buena flauta travesera y aromas en este y otros temas a los citados Slim Cessna’s Auto Club. En este tema final, y en otros, también destacable el trabajo vocal del Conjunto Coral Los Sofabirras. Me gusta también la frase de la carpeta interior: “Que fluya el veneno y que los demonios bailen”. Aquí hay mucho y buen veneno y muchos sonidos ideales para bailar, aunque sea de manera sangrienta y vudú.