Fotografía: www.musikota.com
Muchas personas se sorprenderán de que incluyamos una crónica de un concierto de José Luis Perales en nuestra web pero razones de peso no faltan. Estamos ante un compositor que ha escrito canciones para artistas de medio mundo y de diferentes géneros. Algunas de sus canciones han sido interpretadas por artistas como Bunbury, Janette, Sidonie o Elefantes entre muchos otros. Los que tenemos una cierta edad seguro que, en ocasiones, hemos cantado algunas de sus canciones. También ha compuesto para artistas que han llevado lejos el nombre de Bilbao como es el caso de Mocedades. Una carrera intachable la de este artista discreto y sereno, alejado de toda la superficialidad que, en ocasiones, rodea a un ídolo de masas. Ayer tocaba decir adiós, al menos en su faceta de cantante, y despedirse de su público. Tocaba un merecido reconocimiento. Al grano.
Perales se despidió el lunes del público de Bilbao en la primera de las dos noches que tenía programadas en el Euskalduna con su gira «Baladas para una despedida». Para el del lunes solo quedaba alguna entrada suelta en taquilla y la cita de hoy ha tenido que ser cancelada por la entrada en vigor desde medianoche de las nuevas restricciones. Expectación máxima que se vio reflejada en las interminables colas que se crearon en los diferentes accesos al recinto. No hay que olvidar que había que mostrar el pasaporte COVID y el DNI, lo que de nuevo volvió a ralentizar la entrada del público.
El concierto estaba especialmente diseñado para la ocasión. Un set list de 24 temas para dos horas en las que repasó sus más importantes composiciones como intérprete y como autor para otros artistas. Todo ello, arropado por una extraordinaria banda de siete miembros. El músico conquense, apoyado por una cuidada producción, conectó con un público que le regaló fuertes y largas ovaciones en diferentes momentos de la noche. Todo perfecto para sentir la esencia del compositor más versionado de la música en castellano. Bajo un sonido inmejorable, el respetable que acudió al Euskalduna vibró con todas las canciones que ya ha hecho suyas a lo largo de cinco décadas.
A Perales se le intuyó nervioso al salir al escenario pero eso duró bien poco. Tan solo varias estrofas de «Balada para una Bienvenida», tema con el que abrió la noche. Continuó con el clásico «Me Llamas». En 2006, el propio artista contó la historia de este tema: «es la historia real de una mujer que continuamente me llamaba por teléfono para contarme sus problemas matrimoniales. Ella vivía cerca de Barcelona y cada vez que visito esa ciudad suele encontrarse conmigo en alguna emisora de radio, todavía después de tantos años». Siguió con «Si…» y con «Cosas de doña Asunción». Tras esta última aseguró que nunca quiso ser cantante. «Solo quería escribir para otros y buscaba a las musas en mi pueblo, en mi tierra», relató. Interpretó una de sus primeras composiciones; «Celos de mi Guitarra». Explicó con cierta melancolía como su madre le decía «que bonitas canciones haces y que pena que nadie las conozca». ¡Lo que ha cambiado la historia!
Quisiera decir tu Nombre» sonó a bolero y no faltaron tampoco «El Amor» y «Te Vas». Llegó el momento de recordar una de sus primeras letras más oídas en boca de otros. «Y ese grupo era de aquí y tenían unas voces preciosas. Eran Mocedades», recordó entre los aplausos del público. «Yo no cantó también pero como la escribí yo también la canto», bromeó antes de cantar «Le llamaban Loca». Otro de los temas que le catapultaron al éxito fue el «Porqué te vas» que escribió para la película «Cría Cuervos» de Carlos Saura y que a la cantante Jeannette puso voz. En este destacó el saxo y el toque swing al piano. Perales ha escrito muchas canciones para las tonadilleras más importantes; Isabel Pantoja y Rocío Jurado. A la primera de hecho le escribió un disco entero («Marinero de Luces»). «Era escribir sobre la tragedia que estaba viviendo una mujer y estuve a punto de tirar la toalla», aseguró. Pero no lo hizo y escribió temas como el «Pensando en Ti», que sonó ayer. De la de Chipiona cantó «Qué no daría yo» y lo hizo solo con su guitarra. Otro de los covers de la noche fue «Frente al Espejo», el tema que escribió para Raphael.
A veces las canciones se resisten y te vuelves loco, te enfadas y rompes los papeles. Y las musas piensan que es un poco mayor ya, uno tiene sus años. Se comparecen y te regalan una melodía nueva», contó antes de interpretar «Melodía Perdida». «Amada Mía», «Canción de Otoño» y «Ella y El» encaminaban el concierto hacia su parte final. Antes de los bises interpretó dos clásicos (si es que hay alguna de sus canciones que no lo sea): «Gente Maravillosa», en la que hablaba de los anuncios que chicos y chicas ponían en los periódicos para conocerse (era otra época) y «Que canten los Niños», canción que escribió tras visitar Latinoamérica con Aldeas Infantiles SOS. Antes de los bises regaló una preciosa «Balada para una Despedida». Se acercaba el final pero quedaba más.
Y es que tras una breve espera el artista regresó al escenario para lanzar lo que sin duda son sus temas más importantes o, por lo menos, los más conocidos. «Un Velero llamado Libertad», «¿Y cómo es él?» y «Te Quiero». Tres grandes canciones a las que el público respondió con tres grandísimas ovaciones. No era para menos. Y quedaba una. Está si iba a ser la última. Solo, de nuevo con su guitarra, se despidió cantando «Me iré Calladamente». Terminó la canción, recogió los aplausos de un público puesto de pie y se marchó lentamente. Desde atrás del escenario, como no queriendo olvidar lo que dejaba atrás, miró al público y se fue.
Aseguró que nunca dejará de escribir mientras se lo permita el corazón. Intercalará su pasión con el cuidado de su huerto y de sus cuatro nietos (que estuvieron presentes en el concierto). Ayer el Euskalduna congregó a diferentes generaciones dispuestas a agradecer el trabajo de un artista que ha dejado huella. No podía ser de otro modo y Perales nos regaló un gran concierto para una bella despedida.