Hoy tengo entre mis manos el nuevo trabajo de Izaro, ‘Eason’, un disco que ha generado bastante expectación después de su exitoso disco debut ‘Om’, con el cual sorprendía a propios y extraños con una simpleza fuera de lo común, incluso añadiría que insultante, con un par de canciones con únicamente dos acordes (hay que ser muy valiente para hacer eso en estos tiempos).
‘Om’ era un claro alegato al ‘menos es más’ tan extendido últimamente en el ámbito musical. Veremos si este nuevo trabajo continúa por el mismo camino, o si por el contrario ha decidido emprender un nuevo rumbo. Le doy al ‘play’ y analizo este nuevo disco desde mi humilde perspectiva.
El disco comienza con ‘Er(h)ori’, un tema de indie-pop que anima a bailar con un ritmo constante, algo repetitivo, de batería, y un riff de guitarra muy melódico en el estribillo. También tiene ciertos momentos de calma cuando únicamente suenan voz, acústica y piano, e incluso termina en el momento más bajo de toda la canción, con un registro muy grave en la voz y acompañada simplemente de una guitarra. Tengo que decir que el final me descolocó bastante, ya que pensaba que regresaría al estribillo una última vez, creando una subida y concluyendo en la cúspide, pero no, se quedó ahí.
Continua sonando ‘De más’, una canción pop donde Izaro deslumbra con sus falsetes y su voz cristalina. En la que continúa usando esas dinámicas, ya de sello propio, donde mezcla silencios o casi silencios (voz a capela), con momentos más movidos a golpe de batería y línea de bajo. En el punto menos positivo diría que acaba repitiendo la última frase ‘Donde no te tenga a mano’ casi una veintena de veces mientras una segunda voz (de ella también) hace una contra melodía con giros que son casi imposibles de llevar al directo sin uso de loops en la melodía principal, aun así no deja de ser una canción un tanto reiterativa.
‘Delirios’ es otro tema de pop bailable en el que lo más atrayente, a parte de la melodía y el piano, pudiera ser el enfoque en la lírica donde es la ciudad de Donostia la que nos cuenta la historia de una chica que pasea por sus calles, una chica que es la propia artista. Una perspectiva sin duda original. El final es muy interesante con un falsete penetrante con mucha reverberación, aunque otra vez hay un momento que me descoloca, y no puedo evitar que se me dibuje una sonrisa en el rostro cuando escucho la frase “sembraste de absurdos su jardín de-lirios”. No sé si es una genialidad o un absurdo (tal y como dice la canción) hacer este tipo de juegos de palabras. No sabría decir si pierde empaque la canción o el objetivo buscado es precisamente ese, quitarle seriedad y escucharla con una media sonrisa.
‘Zure espainen itsasoan’ es un baladón con unas cuerdas y un piano extraordinarios, y que por fin nos transporta a la intimidad y emoción que consiguió con ‘Om’ y que ya estaba echando mucho de menos en este disco. Momentos de ‘bellos de punta’ en todo el final de la canción, incluso llegas a acompañarla en la última respiración para quitarte ese nudo que se te ha enredado en la garganta. Uno de los mejores temas del disco.
En ‘Neguprenoa’ destaca el uso del lap steel dándole un ligero toque a folk americano. Aunque otra vez vuelve a repetir la frase final en demasía hasta finiquitar la canción, algo en lo que peca excesivamente durante todo el disco.
Unos arpegios de guitarra abren el tema ‘Zuri Begira’, el tema más desnudo del disco. Se trata de una canción folk-pop sobre el amor con los únicos protagonistas de la guitarra acústica y el piano, y como no, la dulce voz de Izaro. Nos trasporta levemente al ‘menos es más’ de su primer álbum, pero no es una pieza que brille en exceso y casi hace de puente a la siguiente canción que ya te adelanto que va a conseguir brillar con luz propia.
Llegamos a ‘Donostia’ para mí el gran tema del disco un ‘in crescendo’ espectacular. Comienza con una gran guitarra clásica y algún golpe del bajo que acompañan a la voz, dejando paso a un maravilloso piano, que al de un rato se le suma la batería, que llega a ser grandiosa, y así progresivamente se va creando la mejor canción del disco. Varios cambios de ritmo, momentos de épica y hasta un tramo final que se adentra en el rock and roll. Creo que va a ser la canción más infravalorada del disco por la audiencia, pero sin duda es mi favorito.
‘Devil’ es un tema blues-soul en inglés que comienza únicamente con la voz de Izaro, en lo que tiene visos de convertirse en un gran momento en los directos. No desentona, tampoco me llega a conmover, pero evidencia la calidad que atesora cada miembro de la banda que prácticamente puede con casi cualquier género.
En “Pick Up” continua en inglés con un blues-rock más movidito con un gran trabajo de bajo y coros.
El disco finaliza con ‘La Felicidad’, sonidos latinoamericanos cercanos a la rumba o a la patchanka, muy divertida y feliciana, y que seguro hará las delicias de los más bailongos. Un tema que tranquilamente podría firmar alguno de esos grupos que llenan las fiestas de los pueblos. La verdad es que en este disco no han tenido prejuicios para incluir cualquier variación artística o estilo, te puede gustar más o menos, pero la falta de valentía nunca ha sido algo que se le pueda achacar a la artista de Mallabia.
Para mí el disco tiene cosas que no me convencen como los finales repetitivos, pero sigue manteniendo un nivel artístico elevado y es uno de los discos imprescindibles de la música euskalduna de este año sin ninguna duda. Sí bien, cada vez queda menos de la cantautora que conocimos en ‘Om’. Los temas están más producidos, hay inclusión de más instrumentos y una suma de cierta complejidad que puede disgustar a los seguidores que preferían canciones más íntimas, pero no es menos cierto, que ha habido una evolución clara y evidente en cuanto a calidad vocal y de composición.
Sin duda un disco que merece la pena para todo amante de la melodías sencillas y amenas de escuchar.