Hace ya algún tiempo que Nacho Vegas dejó atrás su etapa de cantautor maldito. Si voy más allá, creo que también ha dejado atrás su etapa de militante antisistema o, al menos, ha bajado su intensidad. Sin embargo, sus canciones siguen siendo un compendio de crítica social, poesía desgarradora, discursos ingeniosos o de textos introspectivos y lúgubres. El sábado actuaba en el Muxikebarri de Getxo en el que era su segundo concierto de la gira de presentación de «Mundos Inmóviles Derrumbándose» (Oso Polita, 2022), su nuevo trabajo. Una colección de temas que hablan de desencanto, soledad, esperanza, sed de justicia y que danzan al son de ritmos lentos y, en ocasiones, bailables.
En la que era primera vez que el gijonés visitaba Getxo se colgó el billete de no hay entradas. Hubo un buen ritmo de venta en anticipada y además, la prórroga de las restricciones hizo que la entradas que quedaban no se pusieron a la venta; sold out. Algo más de trescientas almas, incondicionales en su mayoría, que fueron con ganas de disfrutar de un artista que en sus últimas visitas por estas tierras no ha defraudado. En esta ocasión lo hacía además con banda nueva, a excepción de Joseba Irazoki (guitarra, banjo) y Manu Molina (batería). Este último le acompaña como dijo el propio Nacho Vegas «desde el principio de los tiempos». Tras la marcha de los componentes de León Benavente se han incorporado al grupo Hans Laguna (bajo), Ferrán Resines (teclados). y Juliane Heinemann (guitarra y coros).
Fue hora y media de concierto en el que sonaron 16 temas. Entre ellos, 7 de los 10 que se incluyen en este «Mundos Inmóviles Derrumbándose». Todos bajo un sonido casi perfecto (si no fuese por lo bajo que sonó de la guitarra de Irazoki) y unas luces íntimas y preciosistas que gustaron al personal salvo a los compañeros gráficos. Con puntualidad empezó el concierto que el asturiano abrió con «Belart«. El tema que también abre el disco es un cántico cadencioso y que en la grabación se acompaña del Coru Antifascista Al Altu la Lleva y el chelo de Maite Arroitajauregi.
De su recién estrenado trabajo también sonó la balada reflexiva y reposada «El Don de la Ternura«. Se lució con «El Mundo en Torno a Ti» y nos recordó a esas canciones de otros discos que auguraban que algo iba a ocurrir . Con «La Séptima Ola» nos impregnó de aires y ambientes marinos. De «Ramon In» ¿qué decir? Una canción tan brutal como realista. Una historia triste pero grande a la vez. «Big Crunch» fue el último single antes del lanzamiento del disco. Seguramente la canción pop del disco con unos teclados que destacan ante el resto de instrumentos. No podía faltar un tema en bable. Este fue «Muerre’l Branu«, un tema original de John Prine que con la ayuda de Pablo Texón ha adaptado al asturiano.
Nacho Vegas no se olvidó de sus temas de siempre. Hizo una selección que agradó aunque según quien lo diga faltaron algunos temas. Es lo complicado de tener tal número de buenas canciones y poco tiempo para tocarlas todas. Incluyó en el set list «Detener el Tiempo» de su disco «El Manifiesto Desastre» (2008), «Ser Árbol» de «Violética» (2018), «Ciudad Vámpira» de su etapa más combativa en el disco «Resituación» (2014), «Lo que Comen las Brujas» de «La Zona Sucia» (2011) y «Hablando de Marlen» del trabajo «Esto No es una Salida» (2005). Dos temas más: «La Gran Broma Final» del mencionado «La Zona Sucia» y «La Pena o la Nada» del álbum «El Tiempo de la Cerezas» (2006) que publicó en compañía de Enrique Bunbury.
Viendo lo que había cantado el día anterior en Navia, sabíamos que quedaban dos temas para los bises. ¡Y vaya dos temas oigan! El primero » El Ángel Simón» de «Actos Inexplicables» (2001). Un tema duro basado en una historia real; en la muerte del padre de Nacho Vegas, Simón. Además de en esta canción, Nacho Vegas también trata este episodio de su vida en su libro «Política de hechos consumados». Para terminar uno de sus clásicos: «El Hombre que casi conoció a Michi Panero» de su disco «Desaparezca Aquí» (2005). Sin duda, la canción más coreada de la noche.
Una vez más Nacho Vegas no defraudó y nos acercó a sus mundos. Unos lugares que lejos de derrumbarse se mantienen infinitos con el paso de los años gracias a la sensibilidad, crudeza y realidad de un bardo astur.