Lo primero que tengo que hacer es pedir disculpas por no haber escrito antes esta reseña, pero todos sabemos cómo son los finales de año y las fiestas navideñas…
Nunca es tarde si la dicha es buena, así que aquí tenemos, por fin, nuestras impresiones sobre “Sonic therapy”, uno de los discos más potentes de los que se facturaron el pasado año en Bizkaia.
Slowmo es una banda con un sonido que se mueve entre el stoner, el grunge y el metal y que, tras grabar un EP con Martín Capsula en Silver Recordings, nos traen su primer larga duración, un auténtico catálogo de sonidos noventeros en el que se mueven como pez en el agua.
Abre el disco “War against the media”, una declaración de intenciones de lo que hace este grupo bizkaino y que se puede apreciar en otros temas como “What they say”: sonidos pesados y envolventes cercanos al metal, especialmente en los riffs de guitarra y en la potente base rítmica, y llevados a otra dimensión con la voz de Jonbil, con un timbre que recuerda, en ocasiones, al del grandísimo Chris Cornell de Soundgarden (casi nada), padrino del grunge… ese grunge, cuya influencia es evidente en temas como “Signs”, “Acuatic advice” o “Mix it up”, bonus track que no aparece en la versión digital del disco.
Pero en los 90 había muchas más cosas aparte de la música que llegó de Seattle ya que, si en el norte de la costa oeste tenían a los mencionados Soundgarden, a Nirvana o a Alice in Chains, más al sur, en San Francisco tenían a Faith No More, cuya influencia podría percibirse en canciones como “Sensational trip”; pero es que más al sur todavía, en California, por aquella época estaban Metallica y, sobre todo, estaban Josh Homme y los suyos, creando un nuevo lenguaje musical (el stoner) con Kyuss.
De todo eso se nutre Slowmo en los temas más metaleros como “Night of the living slowmo” o “Seed power” o en la rabiosa pieza instrumental “Viernes 13”, en la que demuestran lo grandes músicos que son.
Pero sería injusto hablar tan solo de los grupos que han influido en la banda bizkaina, ya que lo mejor que se puede decir de ellos es que han conseguido recoger todas esas influencias y crear con ellas un sonido particular que toca todos los palos en composiciones que son como una montaña rusa que, por cierto, siempre acaba arriba; sirva como ejemplo de esto último el apoteósico final de Evil Dead IV, donde también sacan su vena más freaky (dicho desde el respeto, por supuesto).
En fin, que nos encontramos ante una banda diferente y que lo tienen todo para convertirse en un grupo de referencia: actitud, originalidad, y, sobre todo, un directo arrollador así que, si tenéis la oportunidad, no os perdáis los conciertos de Slowmo, el futuro de la música en Bizkaia… y más allá.