Tras algún intento fallido en el pasado, la banda viguesa The Soul Jacket por fin estaba de visita en Bilbao. Lo hacía dentro de las sesiones vermú programadas por el local Satélite T los domingos y como parte de su extensa gira de presentación de lo que es su último disco “Black Cotton Limited”. Un trabajo que toma el relevo de su anterior “Wood Mama”, del que heredan el poderío y el exquisito nivel demostrado a la hora de practicar un (hard) rock-soul de altísima calidad, lo que en este ámbito significa una mezcla perfecta de nervio y pasión, pero también en el que amplían la “negritud” de su sonido.
Es de justicia aclarar que aunque estemos ante una banda que no llene grandes estadios ni los medios generalistas se agolpen ante sus novedades, son proyectos musicales como el suyo los que obligan a no despegarse del rock hecho a nuestro alrededor y lo que le proporciona a la postre un alto nivel. Explicado esto, el concierto ofrecido el domingo en la capital bizkaina solo hizo refrendar todas esas impresiones nacidas de cada una de sus grabaciones. Puede que la lluvia nos hubiera abandonado, pero le sustituyó un auténtico huracán llegado desde Galicia.
Y en ese vendaval tiene mucho que ver, sin ni mucho menos ánimo de minusvalorar a ningún otro componente de la banda que a lo largo de muchos momentos de las canciones interpretadas se pudieron explayar demostrando su talento, la voz de Tony López, sin ninguna duda de las más impresionantes que ahora mismo tenemos en nuestro entorno. Su capacidad para evocar a los grandes del soul, hablamos de nombres como Otis Redding o Solomon Burke, como a esos iconos de tono desgarrado del rock, como Rod Stewart o Joe Cocker, con el que además guarda ciertas similitudes escénicas, es digna de mención específica.
Como suele ser habitual con este tipo de sonidos, toman mayor presencia en directo las representaciones más directas, por eso vimos a los gallegos abastecerse de sus esenciales influencias clásicas del rock sureño, que abarcan desde The Marshall Tucker Band a The Black Crowes pasando por The Allman Brothers, para interpretar composiciones como la pegadiza y amable ‘Moonshine Whisky Rye’ o ‘Flamingos’, ésta inyectada de un toque funk que la hace realmente sugerente y a la que por si fuera poco le añadieron algo de reggae. También dieron una vuelta de tuerca hacia un hard rock épico en ‘Brothers II’.
Otros matices sobre esa base musical se manifestaron en ‘Gunpowder Valley’, bajo un ambiente entre psicodélico y embriagador además de poseedora de momentos para el lucimiento musical de la banda, o haciendo honor a su título, “Sleeping Bag Boogie”, se pusieron a lomos de un trotón e incendiario blues-rock entre el que se reflejaban los aullidos de Howlin’ Wolf que parecieron embrujar a la audiencia poniéndola en sintonía.
El lado soul ya se había empezado a hacer espacio en “Brothers I”, pero sería por medio de la espectacular versión del “Neighbor Neighbor”, popularizada por Jimmy Hugues, cuando tomó una presencia primordial que derivó en la auténtica explosión rítmica, y consiguiente complicidad del público, que supuso “Rock & Soul Thing”, materializando las palabras de Solomon Burke a la hora de definir estos ambientes. Echaron más gasolina al fuego pero esta vez optando por el ingrediente de la emoción con la magistral recreación de la bellísima “Almost Cut My Hair”, original de Crosby Stills Nash & Young. El punto final lo pusieron añadiendo, y agitando, gotas de funk, soul, blues y gospel por medio de la extraordinaria “People”.
The Soul Jacket descargaron toda su energía, que tiene un buen sustrato de emotividad, en la sala bilbaína, demostrando así su pujanza como una de las bandas que en mejor forma demuestran estar, ya sea en estudio o sobre las tablas. En este contexto solo se puede recomendar que se les escuche, se les vaya a ver en directo, pero sobre todo, y esto es imprescindible, se les sienta.
